31 octubre 2013

Desmontando la guerra artificial entre el hombre y la mujer

 

ARTEMISAS en contra del Feminismo.

En ARTEMISAS nos oponemos a cualquier tipo de Feminismo porque no nos satisface como mujeres. Creemos que este movimiento poco tiene que ver con aquellas verdaderas mujeres que en su momento lucharon (y aquellas que lo siguen haciendo) por lograr justos beneficios y derechos para ellas y sus pares: a ellas las llamamos MUJERES con todas las letras, mujeres guerreras de las cuales tenemos mucho que aprender y cuyo ejemplo es obligación seguir. ¿Acaso nuestro emblema nacional de mujer guerrera, Eva Perón (más allá de que algunas estemos de acuerdo o no con su ideal político y social), alguna vez se autodenominó “Feminista”? No, muy por el contrario, y a ella misma es a quien le debemos grandes logros, entre ellos nuestro derecho a votar.
 
¿Qué es el Feminismo, entonces? El Feminismo no es más que una herramienta del sistema. Dicho sistema (personificando en este término aquellos poderosos que manejan los hilos del mundo desde hace años, sino siglos) tomó la justificada lucha de aquellas verdaderas mujeres y la etiquetó dándole el nombre de “Feminismo”. Luego, como sucede con tantas cosas arañadas por las garras del sistema, tergiversó las ideas de equidad de derechos y surgieron los reclamos de “liberación sexual”, las rotundas declaraciones de guerra hacia el hombre, la proclamación de un nuevo “matriarcado”, la demonización de la familia y de las honrosas funciones naturales de madre y esposa, además de la transformación hacia una imagen masculinizada sólo por el hecho de probar que la mujer puede ser, y ¡debe ser! “igual que el hombre”. En la actualidad, al hablar de “Feminismo”, no hablamos de otra cosa que esta fabricación del sistema: no existe un “Feminismo original” ni un “Feminismo positivo”; el concepto de “Feminismo” ya está manchado por las sucias manos del sistema y es indefendible por parte de quienes aspiramos a ser mujeres de verdad.
 
El reclamo feminista de que la mujer debe ser igual que el hombre, naturalmente, es completamente ilógico. La mujer jamás será igual al hombre tal como el hombre jamás será igual a la mujer. Ambos somos, por naturaleza, complementarios el uno con el otro; estamos hechos para compartir nuestras características, habilidades y funciones propias. Nunca podrá uno sobrepasar o reemplazar al otro porque la naturaleza (o hay quienes también gustan llamarlo “la Providencia”) sabiamente quiso que así fuera el destino de la humanidad.
 
Pero el Feminismo (así como también el machismo) tiene como propósito causar división y resentimiento, siendo su objetivo la constante riña entre mujeres y hombres y la eventual ruptura de esa complementariedad y fraternidad natural entre ellos. Podría, en este sentido, afirmarse que el Feminismo es contra natura.
 
Ahora, ¿por qué se generaría algo tan hiriente para la sociedad? ¿Quién, en su sano juicio, puede buscar causar la separación de hombres y mujeres y odio mutuo entre ambos? ¿Por qué ocasionar semejante malestar en momentos cuando ya existen suficientes problemas en este mundo que necesitan soluciones inminentes? En todo caso… ¿Quién es el que realmente se beneficia (si es que existe un beneficiario) con el Feminismo? Tal vez en estas preguntas esté la clave que nos revele por qué el Feminismo es funcional al sistema.
 
Ya lo dice la frase maquiavélica: “Divide y reinarás”.
 
Es por todo el mundo sabido que, por más trillado que suene, la unión hace la fuerza. Imagínense por un momento qué pasaría si no existiese esta furia constante en contra del hombre y viceversa… Naturalmente mujeres y hombres se agruparían uniendo sus voces en un solo grito por la misma lucha: la lucha por la libertad de un sistema opresivo y parasitario que lentamente nos absorbe hasta dejarnos sin identidad, sin sentimientos, sin sentido para nuestras vidas ni razón para seguir en este mundo.
 
Entendiendo todo esto, nos queda claro que el Feminismo es para nosotras un arma de autodestrucción, un monstruo rabioso que sólo acabará por aplastar nuestras propias cabezas. Pretende embaucarnos afirmando que es nuestra puerta de entrada a la obtención de beneficios y libertades, pero lo único que verdaderamente hace es desnaturalizarnos y despojarnos de todo aquello que nos hace mujeres y que nos une con nuestra contraparte masculina. Y todo esto está orquestado con el fin de deteriorarnos como seres humanos y ser eternamente esclavos mientras que otros se ríen salvajemente por encima de nuestras cabezas.
 
Por lo tanto, VERDADERAS MUJERES:
 
¡No nos dejemos engañar!
 
Luchemos como las guerreras que somos, pero enfoquemos la lucha donde debe ser. No malgastemos nuestras fuerzas a favor del bestial Feminismo, sirviente del sistema; seamos MUJERES, defendamos nuestro orgullo femenino y peleemos al lado y a la par de nuestros hombres contra aquel enemigo que nos castiga a todos.
 
No hay más esclavo que aquél que se cree libre sin serlo”. Johann Von Goethe
Melisa Carucho
Octubre 2013
 
Fuente: http://feminasartemisas.wordpress.com/2013/10/30/artemisas-en-contra-del-feminismo/
 
 

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